OBRA
Dos etapas diferencian claramente su producción artística. Una primera, que prodríamos
denominar “de juventud”, totalmente ausente de las influencias espaciosociales
de las que posteriormente se impregnó en el sur peninsular, comprende su
producción entre los años 1958 y 1969. La segunda, que trataremos más adelante,
su etapa “de madurez”, incluirá la obra realizada entre 1990 hasta el día de hoy.
Se dedica en esta primera época, la “de juventud”, a realizar copias de obras
maestras de grandes autores contemporáneos como es el caso de “Las Señoritas de
Avignon” de Picasso. Pero, como podemos ver, también comenzará ya a trabajar el
retrato femenino, tema que, como veremos, aparecerá asiduamente en su “etapa de
madurez”.
Etapa de juventud
Tras un parón de treinta años, en 1990 Luisón retoma su actividad artística y ya no la abandonará hasta el día de hoy. Durante ese largo espacio de tiempo su interés por el arte no desapareció, ni mucho menos, pero su labor profesional no le permitió desarrollar su gran pasión, la pintura. Sin embargo, en ese período continuó visitando museos y aprendiendo de los grandes maestros de la Historia del Arte.
Como era de prever, retomó su actividad artística reproduciendo grandes obras de la historia de la pintura de autores tan dispares como Velázquez, Goya, Rembrandt, Vermeer o Madrazo.
En esta etapa profundiza en la exactitud de las réplicas y realiza para ello composiciones, expresiones y sobre todo joyería y telas con un detallismo que raya el más puro estilo de los maestros renacentistas flamencos. La calidad de sus sedas, rasos o tules, ampliamente alabados por el público de sus exposiciones o por los visitantes de su casa-museo cellorigana, nos llegan incluso a transmitir el tacto de su roce.
Otra de sus más alabadas series, aunque probablemente la menos conocida, la ha dedicado a la composición de grandes paisajes urbanos. Creaciones éstas totalmente originales, nos muestran ciudades de altos edificios y de calles vacías de personas con las que irónicamente consigue producir en nosotros igual sensación que los personajes de la obra del americano Hopper, con esas almas reflexivas e introvertidas que tanto dicen con su silencio.
Últimamente, podemos apreciar una nueva fase creativa en la pintura de Luisón. Partiendo de fotografías, y al más puro estilo degasiano, intenta captar el gesto perfecto, el momento exacto, el sentimiento cumbre de la escena a representar.
Con estas premisas, está creando una amalgama de bailarinas, toreros y retratos en primerísimo plano sobre fondos neutros que recalcan aún más el detallismo en sus característicos ropajes, musculaturas o expresividad facial.
Sus lienzos, como ya dijimos, usualmente de gran tamaño, quizá no hayan sido degustados tanto como debieran por el gran público. No muchas exposiciones hemos tenido de Luisón, pero todas ellas han estado acompañadas de éxito de crítica y público.
Tras aquella primera ocasión en que en que expuso Luisón en el Museo Municipal
de Algeciras con “La mujer y su entorno” (2013), llegó otra en la misma ciudad
titulada “Contrastes” en 2016. Más cerca en el tiempo tenemos la exposición
“Bailarinas del Mundo” expuesta tanto en la Fundación Caja Rioja La Merced de
Logroño como en el Centro Fundación Caja Rioja de Haro, ambas durante el año
2021.
Actualmente, podemos contemplar obras suyas en diferentes lugares públicos. Así,
una de sus bailarinas se encuentra en el museo de la Casa de la Danza de Logroño,
un “Cristo Crucificado” en la iglesia de San Millán de Cellorigo, un “Bautismo de
Cristo” en la Parroquia Nuestra Señora de los Milagros de Algeciras y un paisaje
de Miranda de Ebro en el propio Ayuntamiento de su ciudad natal.
Guillermo Guinea Garcia.
Etapa de madurez
Luisón 2024
Milagritos limpiando habas
Óleo sobre lienzo, 165 x 130 cm
Luisón 2024
Diosa griega
Óleo sobre lienzo, 165 x 114 cm
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